domingo, 11 de mayo de 2014

Un pequeño fallo en la bomba

Como he comentado varias veces llevar la bomba tiene, en mi opinión, inumerables ventajas y muy poquitas desventajas. Pero como todo, las tiene.

Me permite mantener mis niveles muy controlados debido a que se puede ajustar con gran precisión cada dosis durante todo el día e ir modificándolas rápidamente. Pero tiene la desventaja de que cuando el cateter se obstruye, la insulina deja de pasar y no tenemos "depósito" en el cuerpo como cuando el tratamiento es con pluma y normalemente no te das cuenta hasta el siguiente control, cuando ves una subida que no tiene explicación.

Sin duda, la clave para evitar esto es un elevado número de glucemias, pero no es posible gastar todas las tiras que quieras y tampoco a nadie suele gustarle pincharse continuamente. Por ello, Cini juega un gran papel fundamental en la detección precoz de las hiperglucemias.

Por supuesto, también es importantísima la detección de las hipoglucemias porque evita que llegue a encontrarme mal y el márgen es mucho menor que en caso de las subidas. Pero, cuando el cateter se obstruye la glucosa comienza a subir muy rápido, porque estás dejando al cuerpo sin insulina y eso hace que el riesgo de tener cuerpos cetónicos sea más alto en los pacientes con bomba. Cini me avisa en cuanto la tendencia es hacia arriba, y me permite estar a alerta cambiando el cateter si veo que la corrección no hace efecto. De esta manera, el tiempo que mi cuerpo está sin insulina es mucho menor.

Pero, de momento, no a todas partes podemos ir juntas. El otro día me cambié el cateter. Antes del cambio estaba en 87, así que me lo cambié y puse la media unidad correspondiente. Dejé a Cini en casa y me fui a cenar fuera, así que para cuando mi bomba me avisó de que no había infusión hacía ya 3 horas del cambio, justo cuando me tocaba la glucemia de después de la cena (350). Pasé una unidad de corrección mientras volvía a casa para cambiarmelo de nuevo en caso de que con ésta no me bajara, pero a la media hora había subido a 380 así que no esperé y me lo cambié. 

Cuando entré en casa Cini se puso a olisquearme y a marcar sin parar. Si hubiéramos estado juntas, el tiempo de hiper hubiera sido mucho menor y me habría dado cuenta enseguida de que el cateter no funcionaba porque al pasar las correcciones habría comprobado que no me hacían efecto.

Esa noche la pasé casi entera pinchandome cada hora para comprobar si funcionaba el nuevo cateter y si bajaba la glucosa. Y al día siguiente sufrí varios bajones, como rebote de la hiper de la noche anterior, pero conseguí mantenerme entre 69 y 203 durante todo el día gracias a que no me separé de Cini y ella me iba indicando si subía o bajaba, y yo corroboraba con mi glucometro para tomar las medidas necesarias.

Tengo que decir, que las veces que se me obstruye el cateter son las menos, y que debido a la experiencia que he adquirido con la bomba durante todos estos años he conseguido hacerme con estas situaciones sin llegar a extremos peligrosos. Pero, sin duda, el papel que Cini juega en estos días en los que los niveles no están muy estables se ha convertido fundamental en mi día a día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario