lunes, 21 de abril de 2014

Un ladrido a tiempo

Estaba sentada en el sofá acariciando a Cini cuando, de repente, ella levantó su pequeño hocico y se sentó. La miré y se puso a ladrar, entonces yo le pregunté con nuestro gesto que qué pasaba, y ella me respondió cogiendo su mordedor.

Para cualquiera que su perro le mire, ladre y coja el mordedor significa que quiere que juegue con él, en mi caso es la manera que mi pequeña tiene de alertarme de que voy a sufrir una hiperglucemia.

En ese momento, me levanté y fui a por mi glucometro, me medí y estaba en 185. Esta cifra no es todavía alarmante, pero los ladridos de Cini me avisaban de que si no tomaba las medidas iba a llegar a serlo en poco más de 20 minutos.

Mi confianza en ella es plena, por lo que comprobé cuánta insulina me quedaba activa de la que había suministrado en el último bolus y me di cuenta de que tan sólo quedaba por actuar un 0.3. Por ello, me puse un bolus corrector de 1 unidad, y comprobé mi glucosa a la hora y media. Estaba en 135, una vez más Cini evitó que me diera cuenta de la hiperglucemia demasiado tarde, cuando la cantidad de insulina tendría que haber sido mucho mayor para conseguir controlar la sitaució, y la probabilidad de sufrir un pico de hipoglucemia por ello es mucho más alta.

¡Gracias de nuevo, Cini!

1 comentario: