Muchas veces escribo como Cini me salva de los descontroles con uno de sus ladridos, creo que no está del todo bien explicado...
Cini ladra para ayudarme a mantener a raya a la tía Betty, o no. Ayer estuve dando un paseo con mi chico y la peque iba con nosotros, como siempre. Cuando llevábamos poco más de media hora caminando empecé a encontrarme rara, como de hipo pero tampoco con todos los síntomas. Estaba mareada. Me acerqué a Cini para que me oliera y ella apartaba la cabeza todo el rato. Me extrañó y me medí con el glucómetro, 108. Entonces volví a ofrecerle a la peluda para que me oliera y otra vez lo mismo... Así que tenía que elegir, me fiaba de mis síntomas y tomaba algo de hidratos o confiaba en que Cini estaba segurísima de que mi azúcar no iba a variar (al menos en la próxima media hora). Poco a poco se me pasó el mareo (seguramente sería del calor) y al llegar a casa, 2 horas más tarde, estaba en 121. Prefecto, sin comer hidratos y sin modificar la insulina con basales temporales, simplemente fiandome de que mi princesita decía que mis niveles no se descontrolarían, y así fue.
Por eso, no es solo un ladrido a tiempo, no es una señal que ella me hace porque se lo hayamos enseñado y ya está. Es su comportamiento, su manera de actuar. Su movimiento de cola enérgico cuando una hipo o hiper se acerca porque sabe que está haciendo lo que le enseñamos y que lo está haciendo bien por lo que recibirá su premio favorito. Y su manera de rechazar con tranquilidad un premio fácil solo porque está segura de que esa situación no de las que “huelen raro".
Es su manera de cuidarme cuando lo necesito, y su alegría cuando estamos jugando. Su mirada de seguridad cuando está marcando y su manera de pasar tranquilamente tras olfatear y comprobar que todo va bien. Es esa pequeña princesa que me cuida con ladridos y señales aprendidas, pero también con todas las señales espontáneas que solo ella y yo nos entendemos...
Que fácil hubiera sido para ella marcar cuando yo insistía tanto en que lo hiciera y llevarse su premio. Pero no lo hizo, no hubiera sido ella, segura de todo lo que hace y casi tan metódica como yo. Y es que, según dicen, no hay perro que no se parezca al amo...
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